SUMARIO DE LA NUEVA POESÍA

miércoles, 6 de julio de 2016

La cosmogonía de Lucas: teocentrismo y destierro del paraíso



Eliseo Mora Yovera1


Y así anduviste
un sinfín de tiempo
buscándole forma a mi vida
tratando de salvar
tu orgullo de madre decepcionada
y así se te fueron tus días
y tus noches
y tus oraciones
pidiéndole a tu Dios
que cuidara a tu niño viejo
se hicieron mas largas
y lagrimosas”

Lucas Barreto o Lucas de Juana 2


Hace 500 millones de años, cuando Oikopleura, (último ancestro conocido de la especie humana, organismo planctónico marino) dejó el mar, es probable que debido a los primeros impulsos existencialistas de la especie humana, buscó de guarecerse y pretendió plasmar la razón de su presencia. En ese mundo de experimentos de la propia naturaleza, es factible que vertió los criterios éticos; inicialmente, mediante el animismo y posteriormente, a través de los tótems, de la pintura, representó su mundo existencial y por ende, su cosmovisión. De este modo, añadió nuevos aditamentos para dejar evidencia de sus huellas. Con la oralidad dio cuenta de su identidad, es decir con la palabra. Esta fue acompañada de la danza como celebración o luto. Todavía la música era una triada que contenía la danza y la poesía. Consecutivamente, estas manifestaciones, heredan y se transforman en la génesis de las artes. Se debió esperar varios siglos para el surgimiento del cine, el cual es considerado como el séptimo arte. Esta reflexión va compaginada con el pensar de Ricciotto Canudo, (1911:6), para quien todas las artes tienen como finalidad “…permitirle fijar todo lo efímero de la vida, en lucha contra la muerte de las apariencias y de las formas, enriqueciendo a las generaciones con la experiencia estética.”3
Ciertamente, no pretendo realizar una “Teoría” de las “Siete Artes” del mencionado autor; sólo invito a esta fugaz y plácida reflexión, para remontarnos a los albores de la humanidad, con la intención de apoyarnos en el estribo y trepar al “caballo luminoso”, con fuete en mano, para perpetuar en el espejo del aire el “sueño de inmortalidad en el espacio y en el tiempo”. Escudriñamos que, este goce da cuenta de los rastros de la humanidad y del deleite estético, ambos hilvanados en correspondencia con su presencia física. Tales tránsitos condujo a Ricciotto Canudo (1911) a adquirir la noción de un mundo que transcendía su encantamiento.
El autor que se interpreta in extenso es Lucas Barreto o Lucas de Juana, (2013), quien se interroga sobre sus designios y ante las explicaciones convincentes se elevó para encontrarse con los dioses y a partir de allí, confecciona una cosmogonía que le permite entender y explicar su presencia. El mundo es una invocación masculina, las constantes reminiscencias a Dios o Dioses lo encumbra a la génesis de la especie humana y su vivencia social; así lo afirma Lucas Barreto (2013), en el poemario “Dioses y demonios”4:
Pero el hombre puro
comprendió que Dios
esta en él y no en los templos
de Roma ni Galilea.”

Lucas Barreto, (2013), enarbola la concepción robinsoniana de la esencia pura del ser humano. La sociedad es el infierno para las andanzas, coincidiendo de esta manera con Charles Pierre Baudelaire (2014:21), en donde Dios es la personificación humana, como lo podemos observar en si trabajo “Paraísos artificiales”: “Con frecuencia he pensado que, si Jesucristo compareciera al presente en el banquillo de los acusados, encontraría algún acusador público que demostraría que la reincidencia empeora su caso”.5
De la misma manera, destaca la actitud cercenarte de los patrones societales, los cuales son patíbulos contra aquellos redentores que trastocan las pautas culturales hegemónicas, por los cuales son acusados, lapidados y conducidos al suplicio, sin importar si encarnan al mismo Dios. Además, plasma a Dios como el protector de la sociedad, como lo refiere Lucas de Juana (2013), en el poema “En nombre de Dios… Diganme?”:
Y dígame usted Dios
hasta cuando va a permitir
que esas inquisidoras cruzadas
sigan echándole vaina al mundo en su nombre.”

Otras veces, la relación que mantiene Lucas Barreto con Dios es la imploración, la indulgencia para que lo proteja de la violencia desatada por los representantes de la sociedad. Esos sabuesos petrificantes de una cosmovisión, como lo reseña, Baudelaire (2014:61), en “Las flores del mal” en el poema “Un fantasma”:
Yo soy como un pintor
que un Dios burlón condena a pintar,
¡ah! sobre las tinieblas;
Oh, cocinero de apetitos fúnebres,
Yo hago hervir y como mi corazón,”6

El poemario “Dioses y Demonios”, de Lucas Barreto (2013), contiene 24 poemas, de los cuales en 9, se menciona a Dios de manera reiterativa desde diferentes enfoques. Veamos como lo representa el autor:

TEOCENTRISMO EN LUCAS DE JUANAS.
Poemas
Dios
CREADORES DE DIOSES Y DEMONIOS
Que callar era un agrado para dios”
Era una vergüenza ante los ojos de Dios”
para llegar a Dios.”
Y de negar al Dios que crearon”
Comprendió que Dios”
porque Dios me lo pidió”
a qué Dios le pedimos”
a que Dios le va a pedir”
Y dígame usted Dios”


HOMOS HOMOSEXUALES
a Dios y a tus prójimos”
Y pídanle a Dios”


MAITA
pidiéndole a tu Dios”
tu Dios me abandonó también”


UNA DIOSA QUE SE DISFRAZO DE MUJER
Y si Dios concediera tres deseos”


MADONA
creo que se lo llevó el Dios del tiempo”


SUBITA METAMORFOSIS
mata mi Dios Morfeo y roba mis sueños.”


SAGRADA SEMILLA
Nuestra pasión será como un Dios”


LUCITA
la que Dios bendice por siempre.”


CLAUDIA
Filigrana de Dios tu eres”

Se destaca que la ordenación de los poemas guardan relación con el modus vivencial: madre-vida-descendientes (Maita, Súbita Metamorfosis, Lucita y Claudia). Dios emerge como ruego ante el abandono, así lo refiere Lucas Barreto en el poema Maita:

pidiéndole a tu Dios”
tu Dios me abandonó también”

Por otra parte, en el poemaSúbita Metamorfosis”, lo transfigura de una manera sincrónica y “mata mi Dios Morfeo y roba mis sueños.”; mientras que en los poemas: “Lucita” y “Claudia” el Dios alcanza la personificación tangible “Filigrana de Dios tu eres”.
A pesar de que, la sociedad es un caos, esta situación permite encontrar similitud con la Cosmogonía de Hesíodo, en el cual el Dios Crono se transforma en vengador de la madre.
En nuestro caso, se transforma en justiciero de los hombres, hallando allí analogías. Así lo refiere Hesíodo cuando menciona al todopoderoso del tiempo: “Madre, te prometo que puedo realizar ese trabajo, puesto que no siento preocupación alguna por nuestro odioso padre, ya que fue el primero en maquinar obras indignas”.
Mientras que Lucas Barreto en el poema Madona, escudriña para perpetuarlo: “creo que se lo llevo el dios del tiempo”, es decir el tiempo se transforma en el vengador del hombre, escenario que vuelve a plantear en el poema Luz Pletórica Luz, cuando señala:
Tú intrigas,
Tú encantas,
eres como una eterna primavera
como una ninfa burlándose de Cronos.”.

En la cosmogonía de Lucas Barreto (2013), al igual que Hesíodo y la Biblia, las categoría “Luz- Día” se convierte en el escenario para la vida, para preservar la naturaleza, como se puede comprobar en el poema “Lucita” en “Eres lucecita de Luz”; es decir, la permanencia en el tiempo, el espacio es continua; pero, es bajo la presencia de fenómeno físico inmaterial, sobre el cual es posible la creación. Hasta aquí guarda similitudes con “El mito olímpico de la creación”, como lo señala Robert Graves en “Los Mitos Griegos” (1985:87): “En el principio de todas las cosas la Madre Tierra emergió del Caos y dio a luz a su hijo Urano mientras dormía.”7

Con referencia a la “Noche(s)” las menciones son escasas, mientras que las alusiones “luz-día” son numerosas y bajo este escenario en donde afloran los dioses y las diosas, bajo la férula de una cosmovisión ética, en donde conviven y se repulsan los valores del bien y el mal.

El teocentrismo es evidente, tiene por génesis el caos; subsiguientemente se incorpora la prole: Madre-vida-descendientes, rodeada de un manto trágico que se desnuda a través de las suplicas y las evocaciones.

En la primera generación, esta Dios promotor del caos. La segunda generación esta representada por la presencia de las diosas y los dioses, y finalmente, la tercera generación, aparecen las mujeres y los hombres envueltos en torbellinos de imperfección, quienes viven y se desviven en sus tragedias al convivir en sociedad.

En lo que respecta a la presencia de las mujeres y hombres, se suceden en un orden judeocristiano. En el poema “Creadores de dioses y demonios” a los hombres los despoja de la cosificación cultural y los transforma en seres inermes, así lo alude Lucas de Juana:

Y el espíritu del hombre silvestre
Se confundió y todo se lleno de dudas”

El hombre, es esencialmente un sujeto que por naturaleza es indefenso, cargado de ignorancia, que transita por la sociedad que lo colma de incertidumbres, bajo una estructura hegemónica, que no lo injiere y a la postre lo aborta, como lo indica Lucas Barreto:

Pero el hombre puro
Comprendió que Dios”

El hombre está sujeto a Dios, quien aparentemente lo reconoce como hijo y le abre los senderos por los cuales transita de manera tortuosa y pecadora, veamos como lo cita Lucas de Juana, en el poema “Damas de la noche”:

Las que no pueden ser
lechadas por Cupido
porque Eros no se los permite
son el refugio de traicionados
y solitarios.
Institutrices y preparadoras de hombres
para sagrados matrimonios”

La presencia de Eros, perpetua la estadía en la tierra, convierte a la especie humana en herederos universales, como lo afirma Briceño Guerrero, (1962:8) en su libro “Qué es la filosofía”: “El hombre es un hacedor de proyectos, los cuales están siempre expuestos a la frustración.”8. Este talante fatalista, es condicionado por la sociedad, la cual fija y la estigmatiza mediantes reflejos latentes, como lo reitera Lucas en el poema “Homos homosexuales”:
Señores homosexuales
ya no más irreverencia
a Dios y a tus prójimos
disfrazándote de mujer
porque simplemente
ustedes son hombres
que aman a los hombres”

En esa búsqueda incesante, el hombre intenta redefinirse y evadir las celdas carcelarias de la sociedad, la misma que condiciona su protagonismo; aunque casi siempre realiza un cabotaje vivencial para luego calar en los puertos de una realidad, que a veces es del “ser”, como lo afirmara Jean-Paul Sartre. (2000: 16):

Los que viven en sociedad han aprendido a mirarse en los espejos, tal como los ven sus amigos. Yo no tengo amigos; ¿por eso es mi carne tan desnuda? Sí, es como la naturaleza sin los hombres.”9

En el poemario “Dioses y demonios” hay un fugaz protagonismo del hombre, y casi paralelamente irrumpe la mujer en la cosmovisión de Lucas Barreto. De este modo lo relata en el poema “A un negro descarriado”, asume la mujer como compañera: “mujeres inocentes”, las cuales son objeto de deseos. Así lo cita en el poema “Cura pederasta”: “La mujer del prójimo”; mientras que en el poema “Para una mujer que se fue” ella se aleja pero bajo un manto del anhelo:

Para una mujer que se fue
y me dejó envuelto
en llamaradas de dolor y deseo.”.

Pero esta presencia, inmanente, lujuriosa, fálica, transciende el hecho carnal y arriba a una invención simbólica como lo son las palabras, si lo acota en el poema “Una diosa que se disfrazo de mujer”:

Que puedo yo hablarte
si tú eres verbo hecho mujer”

La palabra, es la representación inmaterial; pero ella existe, está mediatizada por la cosmovisión del sujeto-sociedad. Su cuerpo se transfigura en éter cuando se traslada a la conciencia, como lo afirma Tehila Lapedot. (2016:275): “Sin palabras, entra en el espacio, llena el aire con las memorias de su carne.”10

Para concluir, la configuración de la mujer y el hombre en el poemario “Dioses y demonios”, no asciende al plano mítico, sino que son elaboraciones sociales, simplemente humanas, refractarias de una sociedad, protagonistas en el contexto y constructores por los senderos por donde transitará.
El ser humano no es más que el entrecruce del vivir y desvivir, como lo asevera Friedrich Nietzsche. (2012:163): “Y sea cual sea mi destino o la eventualidad que me aguarde, siempre será para mí un viaje y una ascensión: a la postre se vive uno a sí mismo solamente.”.
Si bien en la cosmogonía de Lucas, existe una columna vertebral, a sus lados crea un entramado de dioses, diosas, hombre y mujer, los cuales se exhiben de manera reiterada.
Morada ya la tierra, la mujer y hombre, el poeta añade valores éticos como: demonios, sagrado, santa, bien, infiernos, benditas, celestial, devoción, divino, evangelio, fe, lujuria, pecados, perdón, salmos, virgen; mientras que la representación material se pueden observar: aguas, cielos, muerte, ríos, tierra, pan, arcoíris, montañas, tierras, vinos, profetas, sacerdotes, entre otros.
Diseñado el mundo, llama poderosamente la atención que Lucas Barreto, en ningún momento hace mención al Paraíso, lo que nos hace suponer de su inexistencia, caso contrario sucede con el Infierno, el cual aparece mencionado en el poema de “Creadores de dioses y demonios”:
Porque ellos son creadores
De gloria de infiernos
De pecados y perdones”.

Asimismo en el poema “Balar de ovejas por silbidos de bombas”, en donde se hace referencia a Dios y el Infierno expresa:

Con bombardeos de dolor
Con bombardeos de muerte
Con bombas de infiernos
Corrigen de Iahvé nacimientos equívocos”

En ninguna otra parte reseña al infierno, pero es pertinente indicar que cuando hace mención a él, lo terrenaliza como una condición societal, inferimos que la ausencia del Paraíso y la existencia del Infierno sólo es posible en la orbe. Subrayamos que Lucas de Juana, (2013), al igual que Charles Baudelaire, (2014), admite la existencia del infierno el cual mora en las entrañas de la sociedad, como lo menciona Ludovico Silva. (2009:100):

La relación… con Dios es una relación diabólica, como ocurre con Baudelaire. Pero, mientras Baudelaire culpa a la sociedad de ser ella misma satánica… tal vez a Cristo, quien se supone que bajó a los infiernos para ver a los condenados.”11

Para dar por concluido este breve bosquejo, podemos afirma que el poeta Lucas Barreto (2013), o mejor dicho Lucas de Juana, diseñó en el poemario “Dioses y Demonios”, una cosmogonía que parte de Dios, desciende a través de las diosas y dioses, e incorpora primeramente al hombre como ser temeroso, trémulo de fantasía y pecador en esencia; luego, es concebida la mujer. Poblada la tierra, se crean lugares y objetos, asimismo, prevalecerá una cosmovisión ética. El infierno es la atmosfera de la morada; mientras que, el paraíso no es más que una ausencia trágica de la vida como lo señala Lucas de Juana (2013), en “Con dolor Abeles y Caines”.


Sabana de Pararana, 29 de junio de 2016. Hora: 9 Am. Una mañana de copiosa lluvia.








1 Texto que se incorporara al Blog creado en el marco del Festival Mundial de Poesía. Capítulo Yaracuy, junio-julio de 2016. Lucas Barreto o Lucas de Juana es el poeta regional homenajeado.
2 Lucas Barreto o Lucas de Juana. (Junio 2013). Diosas y demonios. San Felipe: Plataforma del libro, Red Nacional de Escritores de Yaracuy y Ediciones HogueraVerbal.
3 Ricciotto Canudo. (1911). Manifiesto de las Siete Artes. Disponible en http://cinefagos.net/paradigm/index.php/otros-textos/documentos/436-manifiesto-de-las-siete-artes
4 Lucas Barreto o Lucas de Juana. (Junio 2013). Ob cit.
5 Charles Baudelaire. (2014). “Paraísos artificiales”. España: Trips.
6 Charles Baudelaire. (2014). Las flores del mal. s/c.: Proyecto Espartaco.
7 Robert Graves Los Mitos Griego. (1985), Madrid: Alianza Editorial Madrid. Colección: El Libro de Bolsillo. Volumen I.
8 J. M. Briceño Guerrero. (1962) en su libro “Qué es la filosofía”: Mérida: Ediciones Puerta del Sol.
9Jean-Paul Sartre. Jean. (1990). La nausea. México: Editorial Época. (9ª Educción).
10 Tehila Lapedot (Otros). (2015). Finalistas del IV concurso internacional de microrelatos. Madrid: Fundación César Egido Serrano.

11 Ludovico Silva. (2009). Contracultura y humanismo. Caracas: Amanuense.




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